sábado, 28 de septiembre de 2013

Cantata para la niña estrella


Hay una noche inmensa en sus ojos, una mirada enclaustrada en la ventana de sus pupilas. Hay un océano en sus ojos, un mar bravío que busca burlar los límites de su naturaleza, como un tsunami poseso por la ira propia de no poder vivir causadas por las más cruentas razones de alguien que sólo trata de huir. Hay un espacio celeste en sus luceros vistiendo cual lienzo el verde páramo que habita su corazón y sobre eso no caben dudas ni murmuraciones. Hay una niña que baila alrededor del mundo sin requerir una melodía que la limite o le ponga pausa a su danza. Juega como si tuviera cinco años pero siente como sólo lo hace una persona longeva. Hay un universo en su pecho, lleno de abrazos y besos que no requieren extremidades ni labios para ser entregados. Ella es más tangible que cualquiera y tan mortal como el resto. En sus ojos hay noche pero en sus pies hay fiesta y tiene tiempo para todo aquel que se anime a contemplarla porque ella es de carne y de hueso, de aquí y de allá, deambula como ángel entre los caminos nuestros. La pensé y sin verla me devolvió la vista. Tuvo que partir sin que Dios lo dispusiera. Ella es noche y es fiesta y la veo brillar mientras va surcando el cielo camino a ser estrella”.
Dedicado al recuerdo de lo que no pudo ser.