Pon
un sueño de amor, ponlo en mí, rebosa mi alma de júbilo, pinta una sonrisa
eterna en mis labios con un beso tuyo, déjame nombrarte en mis sueños para
vestirme con tu nombre al momento de librar mis batallas, permítele a mi
espíritu proteger tus ilusiones y esperanzas, dibujándolas en las estrellas más
altas del techo del mundo, concédeme el don de ser tu escudo ante el cruento
ataque del desconsuelo, del abatimiento, de la tristeza, déjame reír en tu boca
y ser las lágrimas que surcan tus mejillas absorbiendo el dolor que las haya
producido, pon un sueño de amor, ponlo en mí.
Desprende
de tus ojos las miradas más tiernas, ofréndaselas a mi vida para morir
tranquilo, inunda mi corazón con el más dulce desafío, aquel que nos invita a
amar más allá de la vida, aquel que nos tilda de insanos cuando obviamos la
razón, cuando nos plasmamos sin dejar vacío alguno donde habite la desconfianza,
susurra un pensamiento de luz para iluminar la oscuridad de mi carencia de
reflexión, déjame pintar tu universo de mil colores con la plenitud de sus
gamas y matices, concédeme la felicidad de vivir en tu corazón para que podamos
sentir al unísono eternamente, déjame sangrar por ti en cada una de tus heridas,
permíteme curarlas con la dedicación de un querube. Pon un sueño de amor, ponlo
en mí.
Abre
tus brazos y acoge los míos, ata tus recuerdos y fúndelos con mi experiencia, enséñame
tus caminos y júntalos con mi sendero, camina de mi mano por cada esquina del
mundo sorteando los óbices de la humanidad, sostente de mi hombro cada vez que
se cansen tus pasos o se doblen tus rodillas, cobíjate con mis manos y duerme
hasta que estés reconfortada, levanta vuelo si así lo necesitas y regresa a mí
cuando tus sentimientos te lo impetren. Pon un sueño de amor, ponlo en mí.
Cuando
le robo algunas horas al día para imaginarte más allá del tiempo, cuando me
duermo recordando el canto melodioso de tu voz que me arrulla y me despierto tarareándola
con alegría, cuando me adueño de la algazara por encima de su propio
significado, cuando vuelo con el viento para purificar mi alma y ser digno de
ti, cuando te recuerdo y sonrío, cuando todo esto y más sucede empiezo a vivir
con vida verdadera sin ansias de oxígeno, sin necesidad de alimento, allí te
amo sin descanso, allí fortifico mi deseo, lo agrando, lo afianzo, me siento
invencible porque el amor nos vuelve gigantes, únicos, benditos ante los ojos
de Cristo. Pon un sueño de amor, ponlo en mí, mi amor.